martes, 27 de abril de 2010

Destellos

En algunas ocasiones, y de forma inesperada, ciertas palabras leídas, ciertas imagenes contempladas, ciertos sonidos escuchados,hacen que se despierte en mi persona una vaga sensación de maravilla, de paz y de entendimiento. Es como si un fragmento de luz penetrara a través de las tinieblas y la bruma dejando entrever por unos breves instantes una destello de armonía y perfección que llena de regocijo y plenitud toda la persona. Apenas se ha rozado, se escurre entre los dedos. Quizá sea algo demasiado difícil de mantener y manejar por la persona e incluso puede que sea peligroso, esa rara sensación que llena el espíritu, que participa de la alegría, de la tristeza, del placer y del dolor, que está más allá de todos ellos y que un ser humano normal no puede mantener mucho tiempo sin dejar de ser lo que es, perdiéndose en cierta forma a sí mismo. Es algo que asusta y atrae al mismo tiempo.

Al haber experimentado alguno de estos destellos, se me ha ocurrido pensar que quizá los sentidos, la voluntad o el espíritu de las personas conforme "maduran" y "crecen" en cierta forma se atrofian o se embrutecen, aislándoles y cegándoles respecto a si mismos y al mundo, volviéndolas paradójicamente más pueriles, estúpidas y absurdas de lo que nunca pensarían e impidiéndoles participar de la armonía.

Una frase en un libro, las notas de un piano, la luz del atardecer sobre las hojas de los árboles, el rumor de las hojas mecidas por el viento, la voz del río por la noche con su superficie reflejando la luna, el olor a tierra mojada que trae la lluvia y la gotas cayendo sobre el cuerpo... algunos de los momentos más impactantes, plenos y felices que recuerdo haber experimentado son aparentemente bastante banales e insgnificantes lo admito. Sin embargo, algunas veces, se me ha presentado el punto de vista contrario, que realmente las cosas que valoramos, que perseguimos incansablemente y por las que nos sacrificamos pueden ser lo realmente superficial y superfluo pero que las seguimos estúpida y tércamente toda nuestra vida, convirtiéndolas en el sentido de la misma sin haber llevado a cabo ningún tipo de reflexión o valoración profunda, y aunque nunca lleguan a satisfacernos y hagan de nuestra existencia un vagubendeo absurdo, penoso y mediocre, sin ninguna finalidad real. Instintivamente, esta idea me puede causar inquietud y rechazo, pero ello no tiene que ser un óbice para su posible validez o certeza; puede que esa inquietud sea precisamente un signo inequívoco de cosas que es más cómodo y agradable no querer ver.

De niño, algunas veces tenía pensamientos que ahora me resultan sorprendentes por lo abstracto, peculiar y alejado en comparación con mi actual forma de pensar y sentir. Una vez, recuerdo haberme entretenido reflexionando como debería ser la existencia de una gota de lluvia que cayera al mundo y lo recorriera mientras cambiaba y se transformaba. Es posible que desde aquel entonces no haya aprendido ni avanzado realmente nada, quizá haya sucedido justo lo opuesto.

viernes, 23 de abril de 2010

Aforismo

El caos es sólo aparente; el orden, relativo y temporal. La armonía se complace en ello.

miércoles, 21 de abril de 2010

Ideologías

Según como puedo apreciarlo, las personas y los grupos que forman pueden ser flexibles y moderados , las ideologías bajo las que se encuadran difícilmente lo son. Es, precisamente, de este carácter absoluto, total, inflexible y simplista (por otra parte presente en gran medida en la misma raíz de la naturaleza de los sistemas ideológicos) que suelen adquirir sus interpretaciones, valoraciones e ideas de donde suelen derivar sus mayores fortalezas y ventajas, pero también sus mayores problemas e incovenientes. En el caso de los seguidores, ello se hace patente, de forma más clara , en el caso de personas de voluntad débil, con una acusada inclinación a entregarse siempre que se les ofrezcan explicaciones, pretextos o principios simples y absolutos, fáciles de entender y aceptar,y se les proporcione una serie recompensas y estímulos evidentes. Todo ello puede otorgar seguridad y traquilidad y crear un orden mental a partir del cual organizar y desarrollar la propia existencia, además de crear una finalidad ( más bien una excusa) hacia la que dirigir la vida. El precio a pagar, a cambio, es la simplicación y encorsetamiento de la realidad, de sus fenómenos y problemas, además de un peligroso estancamiento de la mente del seguidor, y el siempre presente riesgo de caer en el fanatismo y la violencia hacia aquello y aquellos que pongan en cuestión la ideología y, por ende, todos los sistemas y obras creados en torno a ella.

Desde hace mucho, he creído que la autorreflexión, valoración propia y una sana dosis de desconfianza y alejamiento son elementos imprescindibles para aquellas personas que pretender avanzar por la senda del conocimiento y ensachar sus horizontes, creciendo como personas (no es fácil, y el precio a pagar por ello pueder ser muy elevado, por otra parte) y teniendo opiniones e ideas verdaderamente propios. El aferrarnos a nuestras dudas nos permite, siempre que no nos dejemos arrastrar por ellas, mantenernos abiertos al cambio y la adaptación, a poder movernos con el flujo de las cosas y no ser arrastrados o hundidos por ese mismo flujo. Esto , además, ayuda a uno mismo a no dejarse empujar ni ser manipulado por corrientes, personas u organizaciones que hacen que los hombres avancen ciega y furiosamente sin limites ni conciencia sobre las consecuencias y efectos de sus actos, y todo ello por motivos, ambiciones y necesidades mezquinos, miserables y primarios, pertenecientes a seres y grupúsculos concretos pero que no tendrían ningún poder sin nuestro consentimiento y complicidad, ya sea activa o no. Las terribles huellas y cicatrices que ello ha dejado en nuestra historia y en la configuración de nuestro mundo son un testimonio suficientemente elocuente.

jueves, 15 de abril de 2010

Poder

No resulta demasiado complicado comprobar el hecho de que a lo largo de toda la historia humana las personas y grupos de toda clase y entidad que atesoran diferentes formas de poder y riqueza (otra forma de poder después de todo) tienden inevitablemente a intentar mantenerlos y a aumentarlos si es posible a toda costa y sin demasiados escrúpulos , formando castas que, normalmente se escudan tras diferentes pretextos religiosos, históricos, morales, etc. para defender los privilegios obtenidos por el interés propio. No se puede olvidar tampoco la comodidad y el miedo al cambio como motores que contribuyen a que se mantenga la inercia de la situación. Todo ello es bastante más sencillo de observar en sociedades y civilizaciones del pasado, pero no por ello ha dejado de funcionar durante toda la historia, hasta nuestros días y en prácticamente todos los niveles. No importa demasiado que hablemos de aristocracias,jerarquías religiosas, burguesías de negocios o burocracias administrativas, ni tampoco las ideologías bajo las que se disfracen; el impulso de crear, mantener y aumentar un feudo propio de poder y de evitar que cambien las condiciones bajo las que existe y se perpetua permanece.

Teniendo estas nociones en mente, gran parte los motivos, palabras y las acciones emprendidas por los seres humanos y las entidades que forman y en que se agrupan pueden llegar adquirir un significado y una imagen más clara ante nuestros, bien diferente a la que se suele esgrimir, por cierto. Que ello no suceda tan a menudo, imagino que se relaciona con el hecho de que esta constatación no deja de resultar áspera, cruda y descarnada y, por lo tanto, bastante incómoda al confrontarnos con la imagen más o menos idealizada que nos gustaría mantener de nuestro mundo y de nosotros mismos.

jueves, 8 de abril de 2010

Perspectiva

Desde que empece a apercibirme de ello, no ha dejado de resultarme interesante el hecho de que la importancia, la relevancia o el significado de algún suceso, acontecimiento o fenómeno está siempre determinado, en gran medida, por la escala y perspectiva a la que se le observe y por el contexto concreto (algo siempre en movimiento) en el que se produce. En fin, que cualquier conclusión o respuesta a la que llegamos tiene una validez relativa y temporal, aunque nuestros sentidos tengan dificultades en captarlo y nuestra mente, siempre sedienta de estabilidad y orden, se rebele ante ello. Desde luego, todo esto puede resultarnos incierto y pertubardor, pero también puede llegar a otorgarnos una libertad y capacidad de reinventarnos a nosotros y a nuestro mundo muy valiosa.

lunes, 5 de abril de 2010

Realidad

A menudo, me he sentido intrigado por la relación entre la " realidad" y la mente de las personas que la captan. Teniendo en cuenta la naturaleza inevitablemente limitada de nuestros sentidos y nuestro intelecto, me resulta casi imposible pensar que es posible alcanzar un conocimiento " objetivo" y unas verdades absolutas, si es que para empezar existieran. No por ello pienso que el afán de imparcialidad y honestidad sean menos valiosos y deseables en cualquier tarea intelectual, pero ello es otra cuestión y no quiero alejarme de lo que quiero decir.

En fin, según ciertas intuiciones propias , completadas y desarrolladas en muchos de sus aspectos en diversas lecturas, pienso que, en cierto modo, a través de nuestros sentidos y nuestra mente "capturamos" la realidad desde nuestro universo y edificamos nuestro mundo con aquello que captamos, en parte consciente, en parte inconscientemente (no es un conocimiento muy revolucionario o novedoso después de todo). Sin embargo, con esta creación también nos encerramos nosotros mismos a su vez en el interior de la misma. Ello es algo prácticamente inevitable y casi necesario a mi parecer. No obstante,una construcción demasiado sólida y acabada nos puede convertir en prisioneros de nuestras propias concepciones, aislarnos y estancar nuestro desarrollo vital, a la vez que nos deja vulnerables a los cambios y movimientos de más allá de nuestros muros; temerosos, recelosos y agresivos hacia todo lo que hay más alla de nuestro pequeño castillo. No hay que olvidar que ninguna fortaleza es inconquistable, ni ninguna construcción eterna. El precio y las consecuencias de hacerlo pueden ser muy altas según mi parecer.

Para empezar

Supongo que, como gran parte de los blogs que se crean, puede hablarse del deseo de comportar ideas, reflexiones y puntos de vista como motivo para la creación de este mismo. Es un término lo suficientemente general e indefinido para ello. Lo que hay más alla de ello puede ser tan diverso en matices como las propias personas que crean esos blogs. Todas las personas buscamos algo para nosotros mismos en cualquier caso. En el mío, sólo puedo mencionar el vago impulso y necesidad de hacer avanzar y probar los límites de mis propias ideas, concepciones y puntos de vista, con la curiosidad como principal motor. Ya veremos lo que se atrapa en las redes...