No resulta demasiado complicado comprobar el hecho de que a lo largo de toda la historia humana las personas y grupos de toda clase y entidad que atesoran diferentes formas de poder y riqueza (otra forma de poder después de todo) tienden inevitablemente a intentar mantenerlos y a aumentarlos si es posible a toda costa y sin demasiados escrúpulos , formando castas que, normalmente se escudan tras diferentes pretextos religiosos, históricos, morales, etc. para defender los privilegios obtenidos por el interés propio. No se puede olvidar tampoco la comodidad y el miedo al cambio como motores que contribuyen a que se mantenga la inercia de la situación. Todo ello es bastante más sencillo de observar en sociedades y civilizaciones del pasado, pero no por ello ha dejado de funcionar durante toda la historia, hasta nuestros días y en prácticamente todos los niveles. No importa demasiado que hablemos de aristocracias,jerarquías religiosas, burguesías de negocios o burocracias administrativas, ni tampoco las ideologías bajo las que se disfracen; el impulso de crear, mantener y aumentar un feudo propio de poder y de evitar que cambien las condiciones bajo las que existe y se perpetua permanece.
Teniendo estas nociones en mente, gran parte los motivos, palabras y las acciones emprendidas por los seres humanos y las entidades que forman y en que se agrupan pueden llegar adquirir un significado y una imagen más clara ante nuestros, bien diferente a la que se suele esgrimir, por cierto. Que ello no suceda tan a menudo, imagino que se relaciona con el hecho de que esta constatación no deja de resultar áspera, cruda y descarnada y, por lo tanto, bastante incómoda al confrontarnos con la imagen más o menos idealizada que nos gustaría mantener de nuestro mundo y de nosotros mismos.
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ResponderEliminarY eso viene siendo así desde el principio de los tiempos.
ResponderEliminarRomanos, nazis, directivos de Blizzard...lo único que ansían es poder en todas sus formas!