miércoles, 5 de mayo de 2010

Decisiones

Una de las mayores virtudes, quizá la mayor, que se pueda encontrar en una persona es la capacidad de tomar decisiones. A primera vista, éste talento puede no parecer un gran talento o ni siquiera un talento en absoluto. Después de todo, a veces con buenos, a veces con malos resultados tomamos decisiones cada día y de forma continua y ello no suele constituir ningún gran acontecimiento. No obstante y demasiado frecuentemente , los seres humanos efectuamos nuestras elecciones de una forma casi totalmente casual, sin apenas ser conscientes y sin contemplar ni valorar la naturaleza de las mismas , ni las condiciones que las envuelven y las determinan, ni las consecuencias que de nuestras actuaciones se podrían derivar. En otras ocasiones nos dejamos arrastrar por los acontecimientos y las corrientes exteriores de manera pasiva y con desidia para huir de la necesidad de efectuar una decisión, lo cual, paradójicamente, es en sí mismo una decisión; una de las más peligrosas y también cobardes y por las que casi siempre se pagan dolorosas consecuencias.

En un principio se podría pensar que un ser humano que tuviera la capacidad de tomar decisiones de forma acertada debería hacer gala de una gran inteligencia, astucia, agudeza o habilidad . Por mi parte, pienso que mucho más importante que esos recursos es apoyarse sobre la la lucidez, la honestidad y el valor. Lucidez y honestidad para ser capaz de captar y reconocer la naturaleza de nuestra situación, y poder sopesar y valorar nuestros caminos y las exigencias que recorrerlos nos supondrán, y valor para poder hacer la elección, ser consecuente con ella y aceptar lo que pueda traernos. Quien lo hace, puede hallar una libertad y un dominio al que pocos pueden acceder.

A través de nuestra vida, nos hemos acostumbrado a conducirnos guiados por necesidades y deseos concretos e inmediatos y pertenecientes a una dimensión muy limitada de nuestra existencia, sin tener en cuenta la continua y profunda interconexión de todos los elementos y corrientes que conforman nuestro mundo y del que nosotros somos parte integrante. Por desgracia, lo que es bueno a corto plazo y de forma inmediata no lo es a menudo a largo plazo y en un contexto más amplio. No captamos, o no queremos captar el hecho de que todos nosotros ,con nuestras elecciones damos forma a este mismo mundo y fijamos los cauces por los que discurrirá su devenir y no aceptamos nuestra responsabilidad en lo bueno y lo malo que nos pueda traer ello.

Pensaba sobre todo esto, cuando de manera afortunada hallé en el Siddhartha de Herman Hesse un pasaje que resumía y clarificaba gran parte de las cuestiones sobre las que reflexionaban y que no puedo más que reproducir por su belleza y certeza:

[...] La mayoría de los hombres, Kamala, son como las hojas que caen y revolotean indecisas, en el aire, antes de ir a parar al suelo. Otros son más bien como los astros: siguen una ruta fija, ningún viento los alcanza y llevan en su interior su ley y su trayectoria...

2 comentarios:

  1. ¿Te estas pasando otra vez el Heavy Rain? xD

    Muy buena, siempre aportando ese rayo de sol de cultura en nuestras nubladas mentes.

    ResponderEliminar
  2. Ja,ja,ja Muy agudo.De todas formas, es curioso que me compares con un rayo de sol teniendo en cuenta lo gris que suelo ser.

    ResponderEliminar