viernes, 3 de septiembre de 2010

Esencia humana (II)

Se puede pensar que a través de las más variadas vicisitudes y esfuerzos que refleja la historia, progresivamente nuestras modernas sociedades han ido consiguiendo superar y alzarse por encima de esta áspera realidad en grado notable, pero si uno enfoca y concentra su mirada no se tarda demasiado en volver a percibir la huella de todos estos mencionados afanes y necesidades, apenas ordenados y regulados precariamente en un frágil equilibrio, y disfrazados como es común en el hombre occidental bajo el manto supuesto de la civilización y el progreso; un manto este, de todas formas, con bastantes remiendos y a través del cual no dejen de entreverse multitud de sutiles (o no tan sutiles) y disimuladas crueldades, injusticias, abusos y humillaciones que suponen gran parte de la vida de cualquier miembro de estas sociedades. Y ello,cuando no se producen las inevitables irrupciones crudas y abiertas de la condición de los hombres , tan a menudo mezquina, egoísta, miserable y atroz, en las forma de asesinatos, robos, violaciones, maltratos, linchamientos etc. que conforman un transfondo oscuro y bronco, pero siempre real y presente que se sigue asentando en los sótanos, recovecos y esquinas de la aparentemente brillante pero precaria estructura que hemos conformado , aunque tan a menudo y tan convenientemente apartemos de ello nuestra mirada.

Cierto es, por otra parte, que algunas sociedades parecen mostrar un mayor grado de equilibrio, armonía y prosperidad que otras. Si esto es efectivamente así, ¿en qué se basa su aparente mayor éxito? ¿Han encontrado las nociones de libertad, justicia, igualdad y fraternidad una tierra más profunda donde arraigar o disfrutado de unos mayores cuidados y desvelos para que florezcan? Si se puede considerar que hasta cierto punto ha habido avances notables en ese sentido, pienso que estos son más bien un producto de la dinámica social, política y económica que unos principios impulsores de la misma, además de estar condicionado ello por unas claras y evidentes constataciones de índole puramente prácticas y pragmáticas. Después de todo, ¿acaso las lentas y penosas conquistas y reconocimientos de derechos y prerrogativas generales para los ciudadanos no han sido el producto de interminables, enconadas y violentas revueltas, luchas y reclamaciones? ¿No es cierto que el estado del bienestar del que han estado disfrutando los países de occidente derivó en gran parte de los efectos de las tragedias y sufrimientos que golpearon de forma brutal el mundo desde la primera guerra mundial hasta la posguerra de la segunda, pasando por la mayor depresión económica de la historia moderna? Conviene no olvidar tampoco, que la semilla de estos graves acontecimientos se encuentran en gran medida en los desequilibrios y movimientos generados por políticos, militares, magnates económicos y oportunistas varios, en fin, por aquellos que copaban las elites y los puestos más altos del sistema y que utilizando éste la mayor parte del tiempo como patio para la conducción y consecución irresponsable de sus egoístas deseos y ambiciones, ayudaron a arrastrar a incontables masas de hombres e innumerables territorios en una desenfrenada e histérica vorágine, producto de la cual son los mayores horrores y desastres (sistematizados y a una escala nunca imaginada hasta entonces) que ha conocido el hombre y cuyos efectos perniciosos condicionaron (y condicionan aún en parte) el curso posterior de la historia de la humanidad. Pero no es menos cierto, y siempre me gusta tener presente, que estos poderosos e influyentes personajes y grupos a los que con justicia se puede achacar gran parte de la responsabilidad y la culpa de lo sucedido (aunque en absoluto toda ella) siguen siendo al fin y al cabo parte de la humanidad al igual que nosotros, con unas características y una naturaleza básica no diferente a la de sus cómplices, sus siervos o sus víctimas y de la que todos participamos. Básicamente hombres al fin y al cabo. Ni más ni menos.

1 comentario:

  1. Bueno Atreo,

    Ya era hora de dejarte algún comentario y estrenarme, a pesar de que te sigo desde el primer post.

    Este es sólo para saludarte, y para decirte que siempre espero ansiosa una nueva publicación.

    El siguiente mensaje, será para comentar mi impresión sobre la cuestión que planteas.

    Un beso brother.

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